El siquiatra del Rawson, le preguntó -otra de las tantas preguntas- a Sergia (cursando a grandes voces su sordera) "¿Qué hora es". Sergia se quedó pensando y contestó "¿Las dos?" (eran las diez de la mañana). Luego "¿Qué día es hoy?"... "¿Miércoles?" (era jueves). "¿Sabe usted en que año estamos?"... "¿2004?".
Después de responder este último acertijo, la Sergia se enojó: "¡Qué se yo que año es hoy! ¡Yo no soy de esa onda!"
Se puede calcular, más o menos aproximadamente, que desde que la Sergia se casó con el Santiago, para ella el tiempo se convirtió en un remanso sin límites ni mediciones.
viernes, 29 de mayo de 2009
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Sentido del tiempo en Sergia |
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Por ahora la vacuna antituberculósica. |
Ayer parecía quel trabajo iba a concluir, pericias siquiátricas y clínicas estaban en condiciones como para que el Santiago y la Sergia sean aceptados en un hogar de ancianos municipal.
A las 9 de la mañana había que llevarlos al hospital Rawson en Barracas. Eduardo me convocó para hacer la travesía en taxi. Pero esta vez dejé todo en sus manos. El frío nuevo me tenía resfriado y además los calambres súbitos de la mañana estrujaron mis vísceras escandalosamente, preferí permanecer en casa toqueteando el galeón de colgar que estoy haciendo. Además, tanto el Sergio como la Santiaga, depusieron la actitud escapista y se muestran más colaboracionistas con el destino que Eduardo y yo les estamos diseñando.
Efectivamente, allá fueron los tres y después Eduardo me contó: "Los entrevistó el siquiatra y todo bien, le preguntó a la Sergía ´¿Qué le gustaba hacer?´ y la Sergia ´¿Queeee? - ¿Queeee?´ Le grité la pregunta en el oído y dijo que le gustaba lavar la ropa, cocinar, barrer... Que no le gustaba mirar televisión. Le preguntó si sabía leer y escribir y contestó que había ido al colegio hasta segundo grado. La pregunta se la escribió en un papel pero la Sergia aparte de sorda es chicata y sin anteojos no veía. Haciéndole letra grande entendió y entonces escribió ella. Con Santiago ningún problema. Después con la médica clínica todo en orden, pero faltaba los análisis de la tuberculosis, los que no se pudieron hacer por falta de insumos. Bueno... Hay que llevarlos a vacunar". "¿Qué vacuna?" "La de la tuberculosis". "¿Dónde? ¿En el Alvarez?" (el Alvarez queda cerca de los alojamientos deste cuarteto) "No se, tengo que averiguarlo, tal vez en el Durán"
Lamentando este nuevo estiramiento de la situación (en el hotel, la administradora no los quiere tener más por temor a irresponsabilidades seniles), me contó que charló con la encargada de inscribir a los viejos en los hogares y que ésta le dijo que la cosa estaba dificil pues estaban saturados y que había que esperar que alguno de los ocupantes muriera para dejar espacio libre y que había una lista de espera fenomenal. Eduardo le preguntó si la lógica indicaba que había que perder todo tipo de esperanzas... "De ninguna manera -le afirmó categóricamente la empleada- el sistema funciona, pues así como fallecen los internos también fallecen los que esperan. Por lo tanto, estadísticamente siempre hay lugar para alguien".
Comentando con Eduardo, que todavía teníamos que mantener en el tintero la celebración que nos prometimos una vez concretado el trámite de los Santiagos, me dijo que por la tarde él se hizo unos estudios en el hospital Alemán pues le habían encontrado algo de sarro en el hígado y... "¡Nada! Todo bien. Tengo que bajar de peso... Unos quince kilos". "O sea que te tenés que cuidar y no vamos a poder celebrar si es que llegamos a tener algo que celebrar". "¿Cómo que no? ¡Por supuesto que si! ¡Nada que ver!". Entonces consideré: "Pareciera que todo este discurso va a terminar en la mismísima mierda ¿no?". Efectivamente,-respondió militarmente Eduardo- es lo más probable. Pero hay que terminarlo". "Seguro".
miércoles, 27 de mayo de 2009
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blogger |
Cada vez que me separo de Blogger por un tiempo quizás respetable (tendencia al "nunca más"), las claves del retorno parecieran irreversibles (corte terminal de la tribu eléctrica). Como que tengo que saber quien soy sin saber quienes son los otros, para entrar nuevamente en el verso.
A todo esto, en mi vida personal, estoy saturado de obligaciones y compromisos sociales: Hay gente que quiere matarme y por lo tanto mis acertijos lúdicos son de un materialismo tipo arcilla o plastilina entre los dedos, demasiado reales.
Quería hablar de fútbol, pero el policía virtual me pidió documentos...
Entonces voy a tomar mate y leer el diario.
viernes, 22 de mayo de 2009
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allá lejos |
Todo recuerdo que tenga más de 3.800 millones de años, está sometido a la intromisión traumática de un metódico bombardeo de meteoros durante 100 millones de años. Un antes y un después...
miércoles, 20 de mayo de 2009
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la larga duración de los imperios |
Cuando la eternidad duraba 500 años y todo parecía ser como aparentemente era, la K, la Z y la Y se usaban únicamente para hablar de historias perdidas en eternidades más antiguas. La W no existía y la U y la V, así como la J y la L, se usaban como fichas del mismo valor expresivo.
lunes, 18 de mayo de 2009
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Tal vez la demencia del caso tenga raíces sifilíticas, como le pasara a Maupassant. |
Todo parecía estar llegando a término.
Hubo un día que los análisis del Sergio y la Santiaga se terminaban, había que evaluarlos por un médico y listo, los indigentes ya quedaban con disposición para ingresar a un hogar de ancianos municipal, incluyendo una pensión de 500 pesos para cada uno (la sergia 72 años y el Santiago 74 años). Ella seguía sin entender un pepino de nada, Santiago tampoco, pero cuando le hablé de los quinientos pesos le vió algo de sentido a esos quehaceres que quería mandar a la mierda. "Quién carajo les pidió a ustedes -Eduardo y yo- que hicieran todo esto? ¿Porque carajo no se dejan de joder y me dejan reventar tranquilo en la calle, donde sea? ¿Quién les pidió nada?".
Cuando fuimos al resumen análitico municipal, ya teníamos un punto en contra, el evaluador siquiátrico, diagnosticó a Santiago como pasable, pero a Sergia como "demente intermedia", no era ni "pasable" como para incorporarla a un geriátrico, ni "violenta" como para ser internada en el Moyano (manicomio femenino). Con esa evaluación, Sergia la Sorda, parecía condenada a seguir hurgando basuras por Buenos Aires, hasta que un aumento de su demencia ameritara su ingreso al Moyano, donde la doparían para mantenerla en el paraíso artificial de la inconciencia y la inanición. Pero eso no era lo buscado. La idea era ingresar a los dos sordos (ella mucho más sorda que él) a un geriátrico asistido, juntos o separados, pero no a un manicomio de triste fama.
La revisión de los análisis la hizo una doctora. Enseguida la mujer dijo que faltaba el análisis de los dos para saber si tenían tuberculosis, sin eso no podía darles el visto bueno. Entonces Eduardo le explicó que ya le había prestado atención a ese problema, y que las autoridades del hospital le dijeron que no disponían de un insumo (ni iban a disponer) imprescindible para saber si los dos viejos sordos tenían tuberculosis o no. Entonces la doctora se encogió de hombros y anotó que ninguno tenía tuberculosis. Al paso dijo "La señora es diabética" pero inmediatamente se volvió a encoger de hombros comentando "Eso no es importante". Cuando llegó a las radiografías, otro sobresalto: "La radiografía de la señora es la radiografía de un hombre, no es la radiografía de una mujer. Les dieron una radiografía equivocada... Suele suceder". Y nos la mostraba autoritariamente: "Ven, faltan las mamas". "Tal vez a la doña no le queden mamas" Comenté. "No importa. Aunque no tenga, algo queda, algo se ve. Aquí no sale nada. Esta es la radiografía de un hombre"... "Bueno -razoné- Tal vez sea un hombre nomás, pero si vivieron felices hasta ahora ¿para qué destapar la olla en este momento? ¿no?". La doctora cimbró en si misma casi histérica y como quitándose una molestía de encima, aprobó las radiografías. Siguió controlando los diagnósticos, dijo que Santiago estaba en condiciones para ingresar al "Hogar", estaba "en orden". Pero cuando revisó los análisis de sangre de Sergia, volvió a saltar "¡Falta el VDRL de la señora! ¡El del señor está, el de la señora, no! En el laboratorio se equivocaron y no lo hicieron, pero en la orden está indicado! Yo no puedo aceptar el ingreso en el hogar de esta señora sin saber si es portadora de sífilis".
No hubo caso, había que hacer el VDRL de Sergia y luego reanudar el trámite. Quedamos en vistas de un próximo encuentro con la doctora y el VDRL efectuado, y nos fuimos.
Los sordos creían de alguna forma que aquella mañana terminaríamos todos tomando café con leche y medialunas en algún bar, pero no fue así. Por delante había otra espera...
domingo, 17 de mayo de 2009
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lechón |
Hace años mi sobrino trajo una novia nueva a casa, a almorzar, y mi madre cocinó un lechón al horno.
La novia de mi sobrino era una chica morocha y bonita.
Nos sentamos a la mesa y mi madre con humilde orgullo, sirvió una fuente con el lechón en trozos.
Cuando mi madre le ofreció una buena pieza a la novia nueva, ésta muy amablemente, interrumpió el acto:
- Le agradezco, pero no me gusta el lechón.
Entonces mi madre, asombrada, la miró dulcemente a los ojos y le preguntó:
- ¡Aaaah! Entonces... ¿usted es de otra raza?
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dialéctico |
Los surubís tienen fama de superiores y engreídos por sus conocidas manifestaciones intelectuales.
No todos los surubís son así. POr el contrario, los ríos deste mundo están llenos de surubís impulsivos, perezosos, miedosos, aduladores, tímidos, crédulos, nihilistas, mal educados, farsantes, criticadores, alcohólicos, celosos, jugadores, sexópatas, castos, etc.
Y las costumbres de sus vidas, se evidencian cuando sus cuerpos son puestos a la parrilla y el sabor de sus carnes es rico en variaciones extremas.
Siempre habrá consumidores culturales que no creerán que están comiendo surubí y reclamarán por originalidades soñadas, reconocerán el confucionismo de sus existencias, más no por ello dejarán de ingerir su cuota alimentaria (generalmente excedida).
A todo esto, la referencia vulgar a los bagres y a los ríos revueltos, es frecuente.
Asimismo la idealización del pejerrey...
La enajenación del vulgo es ilimitada.
viernes, 15 de mayo de 2009
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el grito del dragón |
Cuando yo tenía nueve años y vivía en la terraza mágica, no sabía diferenciar la sexualidad humana, pensaba que las niñas tenían pene como los niños, pero que eran más lindas.
Veía que mis mayores hacían exclamaciones admirativas respecto al culo de las mujeres. Esa apreciación que no estaba a mi alcance, me llamó mucho la atención. Así que sin entender el porqué, imitativamente, contemplé reiteradamente y a escondidas, los culos de señoras y señores.
Recuerdo que atraparon mi atención, las posaderas de un albañil que estaba trabajando en el otro lado de la terraza (el lado de los inquilinos). Se me antojó que aquel hombre era Dios o por lo menos el Papa, pues con expresión beatífica -junto a sus baldes, transportaba un culo enorme como si fuera algo normal.
Mis observaciones las practiqué a hurtadillas, aunque el trabajador me descubrió varias veces espiándolo, y asombrado por mi reacción de haber sido pescado cometiendo un delito, me sonreía amigablemente y continuaba su labor.
Un día sucedió algo mayúsculo. El albañil fue apresuradamente al baño que estaba en aquella parte de la terraza. Un baño no utilizable pues no circulaba agua. ¿Qué fue a hacer allí el objeto de mis intrigas?... Efectivamente, el albañil fue a ejecutar el acto más bíblico que un humano puede realizar, fue a cagar.
No lo pude creer. Agazapado me acerqué al sanitario y cuando escuché un rugido que me pareció de dragón herido, no pude contenerme y me asomé a mirar. El albañil mugía y resoplaba con la cara compungida, los ojos apretados como dos puños, y esto duró el infinito lapso de tiempo, necesario para quel sorete de aquel descamisado se estrellara contra el plató del inodoro. Sin que el hombre me viera, escapé.
Más tarde y a solas, fui a la vasija de cerámica y contemplé la impresionante realidad de aquella arqueología fresca. Se trataba de un sorete monstruoso, largo y enroscado, grueso como mi cabeza.
Alucinado, bajé los siete pisos hasta la calle (me había armado de un palo de escoba a modo de cetro)y encontrando a un par de chicos amigos, les dije: "¡Venid conmigo! ¡Venid y ved la obra del Señor! ¡Subid conmigo!". Y llevé a los testigos hasta el oculto altar que esperaba en las alturas.
Mis amigos venían anhelantes, pero cuando se encontraron ante el súbito plastrón digestivo y me vieron, con actitud triunfal, enterrar el cetro en la mierda grande, pusieron un gesto de desagrado aunque no de desilución, pues el sorete era extraordinario. De todas formas, mis amigos huyeron rápidamente sin dar explicaciones.
La experiencia fue conflictiva, pues no me dilucidó el porqué mis mayores proclamaban admiraciones por los culos ajenos.
miércoles, 13 de mayo de 2009
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Abreviación del tiempo |
Constrúyase un galeón.
La parte más ardua son los comienzos hasta la formalización del armatoste y sus velámenes, su solidez.
La realización del proyecto sucede luego de la ejecución destas bases y el trabajo apunta hacia la terminación, la confirmación de que el galeón resultó ser un galeón: un objeto que puede navegar...
He ahí que el tiempo corre aprisa.
De repente hay una urgencia o varias urgencias...
Siempre y a como de lugar, la contemplación será implacable pues la contemplación es lo único que permitirá al armatoste, navegar o volar.
Por eso los plazos, los rigores cronométricos, los cumpleaños, simbolizan nuevas vidas, nuevas muertes...
"A tal hora, usted será ejecutado", o "A tal hora, usted deberá entregar el galeón".
Por supuesto, el creador de galeones no recibe órdenes, pese a ansiarlas para desobedecerlas u obedecerlas.
El proyecto y su concreción excede los plazos temporarios y su abreviatura es drástica e irreal.
No es la primera vez que sucede neste mundo que cuando alguien es citado para ser fusilado y se apersona contra la pared o paredón pertinente, suceda que no haya balas. La contemplación cobra entonces otra dimensión. La longevidad permite cobrar el galeón, en vez de hoy, pasado mañana.
martes, 12 de mayo de 2009
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Los pedos son otro tema. |
Cuando los culos sangran, los proctólogos (esos médicos de las almas) observan, opinan y critican.
"La sangre negra es ostracismo severo"
"La sangre roja es vida pura"
"La sangre movediza metamórfica, es hipocondría".
Los proctólogos hablan de cara al culo como si éste fuera un micrófono:
"Ahora voy a palpar el agujero con mi dedo enguantado y envaselinado. La sensación debe ser cómoda y placentera. Caso contrario lo enviaré al departamento de bomberos".
Excelente decúbito dorsal, explicación subconciente de la fisura o "fisurita" anal y recomendación de beber agua de lluvia con la boca abierta, con el cuerpo relajado sobre una balsa en medio del mar.
domingo, 10 de mayo de 2009
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tranvías |
Hoy a la mañana, era un tranvía con el sonsonete de subirse a él a tiempo y ser o no ser aquel que se subió o no al tranvía que venía de la noche tardía.
Todo fue reflexión.
Preferí escribirle un "comentario" a Hugo que hacer una "entrada" en medio destas incógnitas.
Sucedieron los quehaceres y la tarde, ahora, recién empieza
hay tallarines, ñoquis y ravioles para elegir.
Lau me muestra el agujero de su culo
con humildad y temor, que calmo con diagnósticos antiguos.
Pues
los tranvías están aquí
casi al crepúsculo
entran por los ojos
y salen por el culo.
sábado, 9 de mayo de 2009
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Intelectuales |
Una vez, en los murallones de la costanera sur de Buenos Aires, tomando sol y vino con el Chileno (él 21, yo 18 años), él miró mis pies desnudos y se rió de los pelos que discurrían entre las falanges de mis dedos; dijo: "Son pies intelectuales".
Otra vez, un poco más tarde en una pensión barata de Bogotá con el maestro Calle (yo 24 años y Calle infinito) en la penumbra el maestro meditó: "Nosotros... intelectuales... -y muy gravemente, ofreció- ¿Quieres que te muestre la verga?"
jueves, 7 de mayo de 2009
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mambo |
Delicado poroto escapista
un joven amigo de mi joven galerista
se ahorcó.
Yo ni idea
siquiera sabía que el galerista era mi galerista (había vendido una esculturita entre garbanzos varios)
y de pronto
su amigo entre sus amigos...
"Vaya uno a saber cuántos días hacía que estaba colgado..."
Toma daca
"Exponé cuando quieras. A partir de agosto cuando quieras"
"¿...?"
"Me gusta tu laburo"
"Entonces vamos a laburar..."
domingo, 3 de mayo de 2009
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A otra cosa, mariposa. |
Los sicópatas con prestigio de "asesinos seriales" éramos alrededor de una docena y las "víctimas" no llegaban a diez.
El organizador del evento con vías a la instalación de un "próspero" local comercial dedicado a la promoción destos fenómenos considerados teatral y literariamente, por supuesto era yo que ya con seis años cursando la última etapa vital de todo bicho que camina, pretendía organizar la comodidad de mis últimos días.
La propuesta, absolutamente artística, promovía una revolución en los cánones del derecho sucesorio, con una escribanía de respeto y tradición, que se iba a encargar de escriturar los bienes de las "víctimas" a nombre de los "sicópatas" que se ocuparan de ellos.
Pese a que se hizo una buena campaña periodística, el público no respondió a la convocatoria, el victimariato fue muy magro: un par de parejas, o matrimonios, jóvenes, un jubilado, una poetisa inédita de setenta y tantos años, y alguien más...
La situación pese a ser decepcionante, era controlable. Los sicópatas se fueron borrando, se esfumaron cual fantasmas.
Quedé solo yo con las "víctimas" que reclamaban la participación propuesta.
Entonces los enfrenté:
"Quedaos tranquilos que os mataré a todos. Ni uno solo quedará para contar estas cosas..."
El escaso público se inquietó, olí el miedo: un olor fuerte y metálico, genésico.
Ya había cubierto mi rostro con una sencilla máscara hecha con la cámara de una rueda de camión, negra.
Entonces los golpeé a todos, uno trás otro, con la actitud sublime del que da paz a los demás. Pero no maté a nadie, los desmayé.
Acomodé rápidamente sus cuerpos como para que soñaran cómodamente, y asumiendo alegremente mi crítico futuro, yo también me esfumé.