LA MANO QUE APRIETA

domingo, 17 de mayo de 2009

dialéctico

Los surubís tienen fama de superiores y engreídos por sus conocidas manifestaciones intelectuales.
No todos los surubís son así. POr el contrario, los ríos deste mundo están llenos de surubís impulsivos, perezosos, miedosos, aduladores, tímidos, crédulos, nihilistas, mal educados, farsantes, criticadores, alcohólicos, celosos, jugadores, sexópatas, castos, etc.
Y las costumbres de sus vidas, se evidencian cuando sus cuerpos son puestos a la parrilla y el sabor de sus carnes es rico en variaciones extremas.
Siempre habrá consumidores culturales que no creerán que están comiendo surubí y reclamarán por originalidades soñadas, reconocerán el confucionismo de sus existencias, más no por ello dejarán de ingerir su cuota alimentaria (generalmente excedida).
A todo esto, la referencia vulgar a los bagres y a los ríos revueltos, es frecuente.
Asimismo la idealización del pejerrey...
La enajenación del vulgo es ilimitada.

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