Un domingo en el parque Rivadavia, allá por mil novecientos noventa.
Sentado en el puesto de Santiago, el doctor revisa apasionado, algún descubrimiento gráfico literario.
Santiago pasea satisfecho, ostentando el afán de sus anhelos librescos: algo comestible.
La foto la saqué yo desde mi puesto que quedaba enfrente al de Santiago
jueves, 29 de abril de 2010
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Santiago y dr. Gregorio, hace tiempo. |
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las cuatro estaciones |
"Son propias de la primavera: las manías, melancolías, epilepsias, los flujos de sangre, las esquinancias, las corizas, resfríos, tos, la lepra, los líquenes, la farinosis del darto, los exantemas ulcerosos múltiples, los abscesos y las artritis.
"En el verano se observan algunas de las anteriores enfermedades, y además las siguientes: fiebres contínuas, causalgias, tercianas -en gran número-, vómitos, diarreas, oftalmías, dolores del oído, ulceraciones de la boca, eczemas de las partes genitales e hidroas (Galeno explica los "hidros" como ulceraciones que dejan la piel rugosa, debidas a sudoraciones profusas).
"El otoño tiene las mismas enfermedades del verano y además: las fiebres cuartanas e interrecurrentes, las enfermedades del bazo, fiebres erráticas, hidropesías, tisis, estrangurias, lienterias, disenterias, coxalgias, esquinancias, asmas, íleos, epilepsias, manías y melancolías.
"El invierno da las pleuresías, perineumonías, corizas, catarros, tos, dolores de pecho y del costado, enfermedades renales, cefalalgias, vértigo y apoplejía".
Hipócrates.
lunes, 26 de abril de 2010
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De otros planetas. |
Stephen Hawking no cree, asi porque si, en los extraterrestres. Encuentra su realidad mediante el ejercicio matemático y postula la invasión extraterrestre, que ve viable bajo la forma de microbios o gusanos, como algo perturbador para la especie humana.
Así como los humanos utilizan a los animales para ingerirlos, los gusanos intergalácticos usarían a la humanidad como ganado.
Dentro de una actitud colonizadora inteligente, también es posible la eliminación total de la humanidad, para usar los recursos naturales del planeta, descontaminados.
domingo, 25 de abril de 2010
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celular telefónico |
En una entrevista a Clavela Vargas, durante sus 94 años, el periodista le preguntó: "¿Le tiene miedo a la muerte?". Justo en ese momento sonó el celular y Chavela dijo: "Ahí está la muerte llamando. Dígale que venga. Qué le voy a tener miedo".
Lon Chaney en "London after midnight"
Foto archivo Mendoza.
miércoles, 21 de abril de 2010
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Acerca de la nube de pedos. |
Vivir en una nube de pedos, es una actitud oronda y elitista. Es protegerse en ese caudal de vientos para vivir realidades virtuales, ver los fenómenos sociales y ecológicos, con cristales protectores.
Esta nube no es solamente humana. Los otros seres que se adaptan, como ser domésticos o que sirven para alimentación (pollos, vacas, etc.) también tiran pedos y como los alimentos que se les destinan son cada vez peores, los pedos crecen en infamia. Los más jodidos son los que exhalan los bichos al morir y se adhieren a los otros en la capa atmosférica. La nube de mierda etérea de los pollos (excremento y espíritu unificados merced a una muerte violenta) es de lo peor y produce pestes y enfermedades "nuevas" sobre las poblaciones humanas.
De alguna forma, López Rega había anunciado esto en su "Astrología" (interpretación personal esotérica mediante). Él decía que a la Argentina le iba mal debido al inmenso nubarrón acumulado sobre el país, de las almas (pedos) de las vacas asesinadas, nubarrón que ejercía una terrible influencia negativa sobre el territorio.
LR, vaya uno a saber en base a que datos, profetizó la pestífera contaminación de hoy.
Foto intervenida. 2007.
domingo, 18 de abril de 2010
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Teoría del autorretrato. |
Decidí hacer un autorretrato a mano alzada para incorporarlo al catálogo próximo en De Santi. Teóricamente será una acción breve, pero estoy dilatando el momento de esa acción que dado el correr de los tiempos, no puede ser muy demorada.
Roberto Páez y Alberto Breccia, me retrataron cuando vivían. Ambos para realizar el trabajo se demoraron meses y cuando lo hicieron fueron rápidos. Breccia tardó menos de tres minutos y obtuvo un "retrato del alma" que me trascendió.
Ya dije que lo iba a hacer, por lo tanto no voy a reemplazar mi autorretrato por alguna foto pintoresca.
Aquí, lo importante no es el papel y el lápiz, lo importante es el espejo, y como los espejos son innumerables (empezando por el reflejo captado en los ojos de cualquiera), si hago un autorretrato, luego no voy a poder dejar de seguir cometiendo autorretratos. Para que esto no ocurra, usaré un espejo biselado.
Páez, Breccia y yo, nos demoramos en momentos como éste, por la inocencia de los destinos. Nunca se sabe si el retrato o autorretrato, se llevará a cabo.
Mabel usando mi máscara. 1979.
lunes, 12 de abril de 2010
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Enrique Sabransky me decía... |
Enrique Sabransky me decía que no fuera nihilista. Me lo decía inflamado de ternura. Como queriendo colocar la estocada adecuada, especificó "El nihilismo no es comercial".
Ambos teníamos la suficiente experiencia de vida como para saber que se publicara como se publicara, el libro tenía su destino sellado: la pasantía anónima. Sin embargo mi amigo se preocupaba por las consecuencias morales que podían ocasionar mis escritos.
De alguna forma el inolvidable Enrique de Buenos Aires, sabía que yo cargaba cierto resentimiento por no haber alcanzado algún tipo de realización comercial tanto en mi librería como con las esculturas.
Enrique se refería al nihilismo que trasuntaba mi diccionario "La mano que aprieta", especie de compendio libre sobre la manolización humana. Se ofrecía a corregirlo gramaticalmente y quería que eliminara mis elucubraciones negativistas.
Él fue mi maestro librero y el orden que nos unía carecía de fundamentos usuales. Siempre se preocupó por los otros, tratándose a si mismo como a un trapo de piso.
Quizás él zafó de ser "nihilista" porque abrazó la santidad, conciente de que nadie lo iba a entender.
Así Fue.
Sabransky murió como acto de fe y "La mano que aprieta" seguirá sin publicar.
jueves, 8 de abril de 2010
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Caicedo, Jerry Lewis y la panadería del regreso a casa. |
Empecé a ver a Jerry Lewis con otra mirada, después que Andrés Caicedo me hablara de él. La forma como Andrés construía a Lewis era fabulosa, maravillosa, y seguramente trascendía la realidad tanto de Jerry lewis como de todo el cine que Caicedo veía e interpretaba a su manera. Seguramente, tanto Jerry Lewis como Roger Corman agradezcan su fama al Caicedo adolescente que asistiendo a sus proyecciones en los cines baratos de Cali, los asumía dentro de un subconciente globalizado, por aquel entonces desconocido.
Cuando regresé a Buenos Aires, Andrés se había suicidado hacía un par largo de años, gobernaban los militares en Argentina, y mi subconciente dormitaba.
A la vuelta de casa había una panadería administrada por un matrimonio extraño. El hombre y la mujer eran, físicamente, dos monstruos que actuaban como que sus aspectos fueran naturales. Espeluznante. La panadera, gorda, petisa y con una dentadura que se le abría desde el cogote, simpatizaba conmigo, y a mis compras de pan le agregaba gramos de más o alguna factura. El panadero, acromegálico y narigón, era hosco conmigo.
Un día que me atendió el marido de la panadera, compré lo usual, dije un par de chistes que tuvieron aceptación fúnebre en el rencoroso gigante que vendía pan. Lo saludé y sin que él me contestara, tomé envión y me fuí. En mi apuro no me di cuenta que la gran puerta vidriera del local, estaba cerrada y la llevé por delante, me la tragué de forma escandalosa, los vidrios saltaron en mil pedazos, el edificio tembló y la panadería se desmoronó. Yo transpuse el fenómeno sin lastimarme seriamente. Me tomé un segundo, asombrado, para desde la calle, girar hacia el panadero y disculparme con un encogimiento de hombros. El hombre me contemplaba espantado, cubierto por su mercadería, estanterías destrozadas y el cielorraso que seguía cayendo sobre su cabeza. Sin dilaciones regresé a mi hogar con mi bolsita de pan.
Este suceso, memorable, mágico y latinoamericano, fue una consecuencia inconciente mía, de cómo Andrés Caicedo interpretaba cuando Jerry Lewis destruía todo un pueblo del lejano oeste, con solo apoyarse en una delgada columna, que se caía.
martes, 6 de abril de 2010
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Los huevos son los huevos. |
En el adulto ha medida que adultece, el escroto de sus testículos se estira cada vez más, perdiendo paralelamente su capacidad de compresión (apretujamiento semántico).
Los colgantes,
los badajos en trío zarandeándose entre el péndulo de Foucault y la ley de Newton,
los sordos badajos sacudiéndose -calzoncillos mediante- contra las piernas del niño que se ha hecho hombre.
Sucede entonces la chuequés impositiva, la agregada, la que acompaña los pequeños correteos que generalmente conducen a mear. Las piernas se van pareciendo a una herradura de caballo con huevos al medio.
Contraluz.
En el adulto que adultece, sucede el adulterio climatizado donde anochece y amanece más temprano.
Poco importa, mucho importa...
viernes, 2 de abril de 2010
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¿Qué mi amor? |
El silencio es agua (siempre y cuando el agua sea lo más valioso deste mundo).
El callar dice más de lo que pueda ser dicho.
El problema es cuando el individuo captura esto y ante cualquier confrontación, calla. Calla sin entender un comino de lo que está pasando y el que lo escucha callar se confunde y elucubra devenires.
Hace siglos sucede esto y la mayoría de los misterios resultan ficticios.
Algunos silencios, falsos o verdaderos, pueden ser ensordecedores. Otros inspiran a asesinar al silencioso de turno (sobretodo cuando no contesta indagaciones).
A veces hay silenciosos que de pronto hablan, desmoronan montañas, hablan después de meditar siglos, y de sus bocas sale una vocal munida a una consonante.