Arte del decir, de dar al lenguaje hablado o escrito, la capacidad de conmover, espantar, persuadir, disentir. Arte dual. Nunca monótono ni solitario, así apunte al olvido o a la difusión.
Según Calle, el poder de la palabra, reside en su olvido, pues si se la memoriza cambia su significado.
Secretos hay muchos. Los importantes (cuatro), son los imposibles (difíciles) de entender, validados por el verbo (la acción).
Otras especies como ser las hormigas, no necesitan entender esos secretos, los ejecutan a través de su evolución.
Nosotros comentamos, configuramos, diseñamos, etc.
Calle sabía que eso no podía seguir así...
Facsimilar de la firma autógrafa del primer García, allá por el 909.
domingo, 28 de noviembre de 2010
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metaphöra |
viernes, 26 de noviembre de 2010
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De Gregorio viene a tomar mate con Yoel. |
A eso de las 9 de la mañana, De Gregorio me llama y pregunta si puede visitar. Dice que va a permanecer no más de media hora pues va camino al Alvear. "Si".
Alas 9.30 llega y pela su equipo. Ríe: "Ahora vengo con mi yerba, mi termo, mi mate y mi bombilla. Solamente tengo que pedirte agua caliente". "¿Cómo querés el agua? ¿Bien caliente? ¿Templadita?". "Templadita". "¿Cuántos grados?". "Setenta".
Mientras voy a los menesteres, me cuenta que está escribiendo una tésis sobre el alzheimer, que para julio del año entrante va ir a leerla a Londres, con todos los gastos pagos.
El agua está a punto y se la sirvo en su termo. La temperatura le parece bien pero el caudal le acontece escaso: "¿Por qué tan poca agua?" "¿Necesitás más?" "¡Por favor! ¡Qué amarrete!... ¿Quién sos?... ¿Aguas Argentinas?"...
Su identificación me hace permanecer un instante quieto en la Nada. Me llevo una mano al corazón y le confieso: "Tenés razón. Siempre quise ser ´Aguas Argentinas´. Cuando niño soñaba con ´Obras Sanitarias de la Nación´... Nunca llegué a ello".
De Gregorio se conforma con el agua necesaria para cubrir un par de mates.
Antonio María Nardi. Inferno, XXXIV, 28,29. Detalle (1951)
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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Los garbanzos de la brisca. |
Los garbanzos se disipan tenuamente,
el dinero es contante y sonante,
el riesgo es un sonajero.
Maraca, cascabel, campanita, mientras tanto las braguetas sin uso se amontonan
aparentemente. Y calladamente.
¿Es que tienes algo en mente?
Tengo un par de direcciones en el interior deste país...
Insolencia solvencia,
solvente y sol
¿Te acordás?
Los garbanzos siempre estuvieron presentes y ahora se fueron a las nubes, que no es muy lejos que digamos.
sábado, 20 de noviembre de 2010
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los modales de la actuación |
Ayer mientras anochecía, me decía Mordeiro que es un hombre pequeño con cara de bueno y que pinta sobre pieles secas de mamíferos: "Mis ojos ya no ven. Ya no puedo leer nada... ¡Tengo ochenta y cuatro años!" Las últimas palabras las dijo con la complicidad de quien confiesa entre amigos, ser un vampiro. Más esas no fueron sus últimas palabras, al despedirme le expresé una promisión espléndida: "Nos vemos el viernes que viene".
Se trataba de una pieza en un acto, donde unos 20 actores interpretábamos a artistas plásticos y organizadores de un concurso pictórico. Acto breve y socarrón (mordisquito en el alma)donde algunos intérpretes sacaron fotos de otros intérpretes que hablaron por micrófono.
Terminado el evento, caminando en la noche joven rumbo a casa, me crucé con Tita Merello cuando ella aún no había cumplido 20 años y estudiaba filosofía en la calle Viamonte. Me hizo un gesto amable, un compendio de comprensión del teatro de la vida. Un flechazo a los ojos. Respondí a la mirada con la misma carga emocional y seguí mi camino, embelesado de amor perdido.
Tita Merello. Foto de archivo. 1962.-
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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Borle retrata a Arlt. |
Hace meses que Arlt está nel patio del fondo, apoyado en una balaustrada, mirándose nel infinito, esperando una restauración material, está lleno de rotos y quebraduras y la acción de la lluvia lo empeora. En realidad se está construyendo a sí mismo, su imagen se está dibujando. Borle, hace unos días, pescó la transición.
martes, 16 de noviembre de 2010
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angelidad |
Según Magoya, los ángeles serían humanos. Personas que convirtieron sus energías sexuales (génesis) en espirituales. Sobre los ángeles (los anhelos) se escribió bastante y hoy se siguen publicando barbaridades. De todos, Emanuel Swedenborg es el que prescribió la teoría más respetable, prescindiendo del oscurantismo popular y normativo.
Paosolini es el que mejor lo representó en cine (el ángel que en "la Pasión según San Mateo", le anuncia a José que el embarazo de su mujer, María, fue obra del Espíritu Santo).
Para mi el ángel tiene que ver con la casualidad, como cuando el maestro Calle apareció en el TEC de Cali y marcó la disciplina que más tarde me inculcó en Bogotá y que sería recalcitrante en la isla de San Andrés...
lunes, 15 de noviembre de 2010
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En cuanto a lo que parece un partido de fútbol. |
Resucitar es un acto que debe ser cometido en vida o que debería suceder mientras se vive. El "dejar ser" construye pesadillas, pues mientras uno deja de hacer, otro se encarga de "hacer", y hace lo que no debería ser hecho. Se construyen humoradas trágicas que pueden llegar a lo insoportable y permanente, incluso resultados contrarios a la intención. El joven Bergman pensaba que "El demonio nos gobierna", y este creador en su ciclo, llegó a no entender lo que entendía, pues el tiempo no alcanza cuando se facturan catedrales, cuando la resurrección se muestra a los demás.
Desde pequeño me llamó la atención la fisiognomía de los políticos deste mundo. Parecían seres irreales, generalmente groseros. Tal vez no eran tantos como los de hoy día, y eso es lo que creció conmigo: las mascaritas desgarbadas y desubicadas que antes me parecían señores (y señoras) mayores y ajenos, que ahora me parecen jóvenes descarriados. Puede tratarse de personas maduras, pero les doy el halago de la juvencia porque en general son menores en edad respecto a mi.
Cómo dijera un anticuario hace unos años: "Los viejos son una mierda. No merecen respeto". Este anticuario también practicaba y practica la "política". Es capaz de cualquier cosa con tal de mantener su situación social mientras dura su cuarto de hora.
No importa quién o quienes resuciten. El fuego se apaga con fuego.
"Despaldas". Foto Borle. Noviembre 2010.
domingo, 14 de noviembre de 2010
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Mañana de domingo. |
Anthony Quinn en "Zorba el griego" dijo quel peor pecado que puede cometer un hombre, es no satisfacer el deseo de una mujer. Me lo tome a pecho, jamás olvidé la expresión intensa de Quinn al decir eso. Esa toma cinematográfica -junto con otras- fue un axioma de mi santuario interior. Claro que el resultado fue al revés. Cuando pienso en las mujeres que dejé de a pie, me sé sin perdón de Zorba.
La relatividad de las cosas funciona como consuelo. De la misma forma, el peor pecado de una mujer es no satisfacer el deseo de un hombre. Esta realidad -también inversa- construye las ausencias...
Perdí el camino que no conocí. Que creí no conocer en mi crianza misteriosa.
jueves, 11 de noviembre de 2010
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El aguante profético. |
Es vieja gañota quel buen profeta profetice desastres pues si anuncia beneficencias sería un mentiroso, un mal profeta. Las matemáticas y la remota guía sevillana de profetas, lo avala.
Esta profecía genérica (prevención social, ecológica e individual)es un humanismo radical pues entre los mamíferos, el hombre es el único que filosofa, relee, pronostica y gana dinero a la quiniela.
Sin entrar en moralismos, aceptando los acostumbramientos que la vida en sociedad me dió, juego a "la vida y la muerte", ques un juego muy divertido parecido al de "el policía y el ladrón". Se juega colocando libros para vender en internet. Los libros en cuestión que aparentemente se presentan como "tratado de carpintería" o "la biblia en idioma gallego", contienen secretos de difusión anárquica que brindan consecuencias inesperadas que hay que enfrentar entre los implicados (jugadores).
La actitud lúdica se parece a cuando el hombre empieza a ir a la escuela primaria...
sábado, 6 de noviembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
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Josefa y Josefo se buscan y no se encuentran |
Josefo se planteaba planteos que no germinaban, pues dejaba mucho ser a la hoja vacía, vacía. Llamaba a Josefa y le preguntaba "¿Por qué el tomatero no da tomates? ¡Hija de una gran puta!". "Si serás macaneador y pecador... ¿Es que acaso es mi culpa que hortalices la fruta? ¡Tacaño! ¡Negrero!"
La Josefa usaba cuatro medias en cuatro piernas, que no todas eran de ella, pues dos eran de decoración y en las restantes anestésicas, la doña guardaba monedas de oro en sus dobleces. El Josefo lo sabía, más su interés no era el oro sino (alma de su alma) la simple mujer madura en sí, que barriendo y acicalando vanidades ajenas se había convertido en un José con cara de sifón y eso era un complejo de inferioridad varonil. Cuánto mejor hubiera sido para el Josefo haber nacido simple diosa y especializarse en las químicas que bullen durante los mediodías y las medianoches. Los Josés con soda habían olvidado sus raíces. El don y la doña.
En un principio el Josefo y la Josefa fueron un solo ser de simple alegría y fiesta incesante que se ganaba la vida limpiando oficinas públicas, atendiendo pizzerías, manejando taxímetros y siempre girando y girando.
El súbito amor que el andrógino sintió en la década de los cuarenta por Elisa Galvé, luego de ver a la actriz protagonizando un argumento de Borges en el cine, separó al cuatro piernas original en un dos por dos: un Josefo y una Josefa. El fenómeno sucedió durante la tarde de un "martes de damas" en el Cine Ateneo que estaba en la calle Piedras entre Chile y Méjico.
Foto de estudio de Elisa Galvé. 1941.
lunes, 1 de noviembre de 2010
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El sabor de la panela y el caballo que libera el alma |
El transcurso del tiempo siempre me resultó digno de asombro. Sin darme cuenta, le rendí culto.
El agua panela fue una desas sorpresas. Repentinamente en el clima lluvioso de Bogotá en 1970 me volví adicto al agua panela, a ese tecito que se lograba disolviendo en agua caliente un trozo de "miel de caña sólida". Su sabor, su olor, me volvió colombiano, me adaptó a esas tierras que recorrí centrándome siempre en Bogotá como carozo de mi agua panela. Todo era mejor con agua panela.
Luego el tiempo hizo de las suyas y aquel querido brebaje quedó como recuerdo inconmensurable y alejado, durante cuarenta años. Hace unos días un amigo colombiano de aquella época me escribió de allá y me dijo: "Oye Yoel voy a pasar por Buenos Aires ¿Qué quieres que te lleve?". "Panela".
Y la panela volvió a mí, intacta, la misma, la mejor, la única. Bebí un agua panela,
-y siguiendo el consejo de una amiga que me recomendó cabalgar para superar bajones existenciales-, abrí la puerta de calle, el viento sopló violentamente, monté a caballo y aferrado a sus crines, volé en medio y a través del tiempo. Esto sucedió en lo que aparentemente fue salir a comprar el diario.