LA MANO QUE APRIETA

lunes, 15 de noviembre de 2010

En cuanto a lo que parece un partido de fútbol.


Resucitar es un acto que debe ser cometido en vida o que debería suceder mientras se vive. El "dejar ser" construye pesadillas, pues mientras uno deja de hacer, otro se encarga de "hacer", y hace lo que no debería ser hecho. Se construyen humoradas trágicas que pueden llegar a lo insoportable y permanente, incluso resultados contrarios a la intención. El joven Bergman pensaba que "El demonio nos gobierna", y este creador en su ciclo, llegó a no entender lo que entendía, pues el tiempo no alcanza cuando se facturan catedrales, cuando la resurrección se muestra a los demás.
Desde pequeño me llamó la atención la fisiognomía de los políticos deste mundo. Parecían seres irreales, generalmente groseros. Tal vez no eran tantos como los de hoy día, y eso es lo que creció conmigo: las mascaritas desgarbadas y desubicadas que antes me parecían señores (y señoras) mayores y ajenos, que ahora me parecen jóvenes descarriados. Puede tratarse de personas maduras, pero les doy el halago de la juvencia porque en general son menores en edad respecto a mi.
Cómo dijera un anticuario hace unos años: "Los viejos son una mierda. No merecen respeto". Este anticuario también practicaba y practica la "política". Es capaz de cualquier cosa con tal de mantener su situación social mientras dura su cuarto de hora.
No importa quién o quienes resuciten. El fuego se apaga con fuego.

"Despaldas". Foto Borle. Noviembre 2010.

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