LA MANO QUE APRIETA

sábado, 20 de noviembre de 2010

los modales de la actuación


Ayer mientras anochecía, me decía Mordeiro que es un hombre pequeño con cara de bueno y que pinta sobre pieles secas de mamíferos: "Mis ojos ya no ven. Ya no puedo leer nada... ¡Tengo ochenta y cuatro años!" Las últimas palabras las dijo con la complicidad de quien confiesa entre amigos, ser un vampiro. Más esas no fueron sus últimas palabras, al despedirme le expresé una promisión espléndida: "Nos vemos el viernes que viene".
Se trataba de una pieza en un acto, donde unos 20 actores interpretábamos a artistas plásticos y organizadores de un concurso pictórico. Acto breve y socarrón (mordisquito en el alma)donde algunos intérpretes sacaron fotos de otros intérpretes que hablaron por micrófono.
Terminado el evento, caminando en la noche joven rumbo a casa, me crucé con Tita Merello cuando ella aún no había cumplido 20 años y estudiaba filosofía en la calle Viamonte. Me hizo un gesto amable, un compendio de comprensión del teatro de la vida. Un flechazo a los ojos. Respondí a la mirada con la misma carga emocional y seguí mi camino, embelesado de amor perdido.

Tita Merello. Foto de archivo. 1962.-

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