LA MANO QUE APRIETA

martes, 21 de enero de 2014

bonanza de los balazos

Volcarse sin protección en cualquier caos, es definitorio. Cuando se reciben balazos en el cuerpo, es tan bueno morir como zafar. Lo intermedio es mediocre (ante la posibilidad de quedar tullido, Santiago decía "Dios me dé fuerzas para llegar a las vías del tren"). Gardel empezó a cartar para siempre, después de guardar varios balazos enquistados.
Pero,
lo más lindo es zafar
aunque solo sea una vez en la vida.

Shirley Temple. Obituario. Clarín. 12/2/2014.-

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