LA MANO QUE APRIETA

domingo, 2 de diciembre de 2012

para bajo contínuo

Este asunto de mejorar la "calidad de vida" siempre me rompió las bolas. Incluso de antes que se inventara la denominación o que no se usara tanto el término, como ahora. Pero el significado era el mismo: pánico tergiverso a la muerte.
Elegí la parodia del anonimato, convencido de que mi vida era un ilícito, usé un alias (nombre artístico) entre los demás como para encapsularme dentro de  alguna comodidad o comicidad. De a poco la multiplicación del ser durante la larga calma del escondrijo, me formó como prisionero del mundo, de mí mismo.
Es la cuestión del miedo a la libertad, pues la libertad es un asunto terminal, una reconciliación definitiva. Entonces la exaltación de la monotonía, de la traición, aparentó ser "arte", que de eso trataba y trata, el asunto de la apariencia de lo desconocido.

Aviso de época de la serie televisiva de Barnabás Collins.

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