LA MANO QUE APRIETA

sábado, 27 de octubre de 2012

santidad de todos los lugares

El sábado y el domingo se fructiverborrea ser y estar. Son días buenos para la magia y ascenso o descenso a lugares desconocidos, para escribir un concierto para clarinete y pan rallado. Para ver atrás de la mampara. Bailar se baila todos los días y para gastar el dinero de los demás, primero hay que encontrarlo. En cambio durante los sábados y los domingos hay misas donde los convocados usan asientos giratorios o simples palenques de ensartar. Montón de configuraciones teatrales que convocan multitudes que oblan sus efes y cantimpalos, para ser parte de la mondonga sabatina y dominguera. Equivocadamente, pues los jardines del monasterio es mejor visitarlos cuando no hay nadie; aunque para entrar en ellos, haya que hacerlo subrepticiamente y por la fuerza.

Ilustración: The New York Times International Weekly. 27-10-2012.

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