LA MANO QUE APRIETA

jueves, 26 de julio de 2012

Acumulación de brochornos (broches en el horno).

¿Qué día es hoy? ¿Qué noche es hoy? Cuando en la fábrica marcaba tarjeta, la ignorancia era la misma de hoy, pero el transcurso de los desenlaces era insoluble (o soluble) pues aún no conocía la repetición de los entusiasmos y el paso del tiempo se justificaba en su prisión. Era horrible, sin sentido ni finalidad.
Cuando aquel marcado de tarjeta se interrumpió, invocando la ignota raíz de mi ser, juré nunca más marcar tarjeta y cumplí de tal forma aquel juramento que ya estoy en condiciones de morir así, sin marcar tarjeta y sin hacérselo hacer a los demás.
Durante los 3 años que estuve en la fábrica de automóviles, viví poseído por el espíritu de Arlt. Al desprenderme de la fábrica intenté asumir la vida delincuente. Hice teatro, viajé...

La Piedad. Construcción. 1997.-

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