LA MANO QUE APRIETA

martes, 24 de julio de 2012

anonimato del palo en el orto

Fantasías, fantasmas, espíritus... Fenómenos de una materialidad brutal producida por el verbo. Originalmente el verbo fue, sin necesidad de espacios útiles. La distorsión llevó al uso de escritorios (altares) para el verborreo. Escritorios que a través del tiempo podían caber en un bolso de mano, un camisón o, usar terraplenes kilométricos, produciéndose entonces los discursos inútiles para ser consumidos a regacincha.
Dicen que el uso de escritorios llega a los veintiún siglos de existencia pero todos saben que son más antiguos y metamorfos, tan desconocidos como la taradez que engalana la difusión o no difusión de conocimientos.

Ilustración.-

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