LA MANO QUE APRIETA

domingo, 13 de mayo de 2012

nuevamente

Es inevitable la calma de las mañanas del durante la perinola. Sean como hayan sido los avestruces nocturnos, los confusos pajarracos metamorfos que Kafka describió como habitantes populares, y que pasadas las tres de la matina hunden sus picos cabezas y cuellos a través de las gargantas de apacibles durmientes para asomarse por sus anos y vociferar postulados de cultura brochette...
Increíblemente en mente, la mañanita da ganas de soñar.

Lola. Dibujo. 2005.-

0 comentarios: