LA MANO QUE APRIETA

jueves, 5 de abril de 2012

lux

No se si estuvo bien o estuvo mal, cuando durante las representaciones de "Libertad y otras intoxicaciones", bailarines del Colón o actores importantes me preguntaban qué disciplina tenía para hacer lo que hacía en el escenario ("¿Yoga?"). No sabía contestar, decía alguna de las palabras de Trejo: "Hay que entregarse"...
En realidad, aquella disciplina sin razones, consistía en dar la vida por la acción, en aquel caso, teatral. Pues tirarse a morir era una forma de salir con vida, olímpicamente.
Esta disciplina tiene sus bemoles y variaciones pues la repetición del fenómeno patea en contra. A mi me funcionó viajando cuando el resultado buscado era mi sobrevivencia en medios -al principio- ajenos a mí.
También me funcionó con la acción plástica...
Nunca diseñé mi destino y ahora me encuentro con él.
Lo único razonable que resulta desta acumulación de vitalidades, es la rémora de no haber muerto realmente en alguno de aquellos intentos, aquella posibilidad plena buscada y no encontrada. Como que el artificio en si bastaba frente a la imposible comunicación humana. El artificio como sapiencia del "No se si estuvo bien o estuvo mal".

comentarios:

Se trata de una vida entregada a una convalescencia dinámica, a una puñeta simplemente moderna.