LA MANO QUE APRIETA

jueves, 24 de noviembre de 2011

timón corporal

La frase de Sebreli "El estado natural del ser humano es el vacacional" (cito de memoria) fue el encendido de una lámpara que me permitió ver donde estaba parado. Las vacaciones tomadas como una situación alejada de las obligaciones. Situación capciosa porque por más vacaciones que uno se tome, siempre hay obligaciones: para con uno mismo, para con las funciones biológicas personales que solo descansan merced a la muerte. El estado vacacional ideal sería la Nada, el Nirvana.
La cuestión que cuando leí la frase de Sebreli en su libro sobre Mar del Plata, fue como cuando leí a Arlt, fue como que lo hubiera dicho yo. O sea, Sebreli no me incitó a asumir esa forma de vida, yo ya la venía practicando y Sebreli hizo la nomenclatura del hecho. Lo literario es imprescindiblemente social. Merced a lo dicho en el escrito, el escritor y el que lee se amalgaman en algo nuevo, diferente a lo que eran antes de esa lectura.
Lo que más hice en mi vida fue rascarme las pelotas con la mente en babia. Actividad que al ser practicada intensamente, resultó más costosa que andar viajando y conociendo lugares no literarios. Tuve que trabajar mucho para mantener ese babeo maravilloso.
La vacación es trabajo (ejercicio) grato. Éste es un concepto diplomático, superfluo, del encarar la vida (cualquier vida) rica en sobresaltos y penurias.

Logo de la aseguradora multinacional que certificaba que los cruceros de placer de aquel entonces, eran realmente cruceros de placer.

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