LA MANO QUE APRIETA

sábado, 22 de octubre de 2011

la puerta del destino

El chillido de las puertas que chillan es humilde y maníaco. Los técnicos hablan de poner aceite en las bisagras, de cambiar el mamotreto por otro. Sin embargo el chillido permanece.
Aquí hay una puerta que siempre chilló y su chillido se modula según los vientos o la idiosincrasia de los que la usan. Por ejemplo, cuando la señora que limpia abre o cierra esa puerta, el sonido es larguísimo y aterrador, pues la mujer abre y cierra muy lentamente, parece que no va a acabar nunca, y la insoportabilidad del demoníaco chillido termina cuando la señora aparece y dice: "Falta jabón para el lavarropas" o "Necesito una escoba para barrer la escalera".
La puerta chillona separa la vivienda de la escalera que lleva al lavadero y a la terraza (zona de poco tránsito).

En los sesentas, cuando Narciso Ibañez Menta hacía por televisión "El muñeco maldito" y "El fantasma de la ópera". Aquellos personajes, de un contrastado blanco y negro, anidaban en la escalera detrás de la puerta y ronroneaban. Al principio me asustaban por desconocimiento pero con el pasar de la programación, perdí ese miedo y conviví amistosamente con las sombras platinadas que estaban detrás de las bisagras sin aceitar. Siempre con respeto y a puerta cerrada, sobretodo cuando miraba las programaciones de Narciso, que le ponía llave a la puerta.

Album de fotos. 1979. La puerta de la terraza.

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