Gorrito con hélice.

El personaje salió de un tranvía y si salió, volverá. Volverá porque se trata de un destino común a las expresiones materiales.
El personaje es masculino y eso de llevar un helicóptero en la cabeza es atribución femenina antigua. Damas con bichos voladores en la cabeza se sentaban en las butacas de los cines de antes, impidiendo la visión a los que se ubicaban detrás dellas. Asimismo en los tranvías, donde había más permisión, esas elegancias molestaban.
Ha mediados del siglo pasado en New York, los varones jóvenes empiezan a usar gorritos con hélice. Al principio como simple divertimiento eólico, y pronto motorizados para servirse dellos como medio de transporte: colibríes grandulones que sobrevolaban el tráfico de las calles...
El personaje de la fotografía, es uno de los grandes olvidados de Arlt, que - ya en los veintes- aparte de su hélice propia iba munido de un monito espantoso, tipo La Pesadilla de Fuseli.