LA MANO QUE APRIETA

martes, 28 de junio de 2011

Soez y lejano



En mi antiguo viaje por Latinoamérica, el insulto fue mi moneda, agilizó mi andar por lo desconocido. Generalmente el mentar a la madre ajena no se permitía, porque mataban al que hacía eso. La Madre era cosmológica y sagrada. Entonces, cuando me veía ante alguna situación peligrosa, rugía una oda a la maternidad de mi interrupción de turno y casi siempre, amedrentaba, asustaba... y podía seguir mi camino. No siempre. Una vez en Costa Rica, mencioné la madre de un tico con el que me había tropezado mal. El hombre recapacitó en lo que yo le estaba gritando, comprendió, e inmediatamente se me tiró encima cuchillo en mano. No bien amagó, yo salí corriendo con una velocidad que superó la comprensión del hombre.
Soy de hablar español, castellano. Cuando anduve por Estados Unidos, hablaba un mal inglés y mi forma de comunicarme con los demás era susurrar "Fuck you" o "I kill you". A veces sin decirlo, solo con la mirada. Y lograba el susto, aunque una gran mayoría de norteamericanos reía de mi decir y me convidaban con marihuana y cerveza, nos hacíamos amigos.
Usé mucho el insulto viajando. Tanto de ida como de vuelta.
Hoy, es un recuerdo añejado en tiempos casi de Omar Viñole que fue un santo para practicar esos decires que, por supuesto, le abrieron caminos.
Hoy no practico el insulto.
Estoy en obra, haciendo una reforma para poder clasificar mis insultos guardados y lograr uno o varios collages. Un lugar para el asombro.

2 comentarios:

Le felicito compadre,estabamos con unos cuates fanataticos de Juan Valverde,y si pusiseron a cantar unas racnceras y mañanitas,ahi nomás cayerón los gringos,tenian metralla hasta en sus partes pues...Ni modo los cuates no se cayerón y le dierón más al compas del guitarrón mexicano...yo me hice el menso y silbando bajito me fuí,cuando estuve seguro que naides me veia,les hice "fuck you".
Por ello lo entiendo...sijo con mis tamalitos y unas fajitas...que han en Oxaca,son de maravilla....
¿Tuvo noticias de Comala?

Recuerdo también un tiempo maravilloso, un mes en Guerrero. El mar, la sierra, Lucio Cabañas, los pescadores fumones que vivían solísimos...
Puteadas, balazos, mar bravío (mar asesino: una ola que si agarraba al bañista, lo aplastaba contra la arena) Fue la única vez que encontré una familia, el paraíso terráqueo. Duró poco, como el amor.
Yoel