LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 11 de mayo de 2011

Paraíso sin restricciones.






Siempre se está a tiempo de instalar un espacio de compra-venta de bienes no materiales. Sucediendo entonces que lo que crece es el espacio material utilizado para estas actividades. Desde una modesta habitación de 2 x 2 metros, se llega a un estadio de fútbol con tribunas y vestuarios.
Acontece desta forma, una correlación de fenómenos: Mientras el espacio físico y habitacional crece y sigue creciendo, aumenta la soledad del que asumió el rol de hacedor de la ropavejería espiritual. Pronto la ambientación se vuelve incontrolable y grupos humanos sin recursos ocupan las instalaciones que crecen bajo el sol y el viento, aportando ladrillos, arenas infinitas y caños de todo tipo, transmutando lo espiritual en material, corporizando ángeles, arcángeles, demonios y profetas, a precios accesibles.

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