LA MANO QUE APRIETA

lunes, 9 de mayo de 2011

chaleco de fuerza





Más importante que la descripción del fenómeno, es el fenómeno en sí.
Súbitamente olvido cómo sacarme el chaleco por la cabeza y lo intento por los pies. En ese momento hay un chispazo que me indica que la cosa no es así pero ya estoy en eso e insisto. Me atasco, es tanto el arabesco, que temo sufrir un infarto o una desas puñaladas internas provocadas por la convulsión visceral, que me hace decir textos aparentemente súbitos, que en realidad reproducen oralidades incorporadas desde la primera infancia.
Es tal el atasque que la situación podría ser indefinida. Sin embargo, otro fogonazo me impulsa a llevar el chaleco hacia la cabeza y sale...
El chaleco salió y volver a ponérmelo es preocupante, sus nudos predisponen a dificultades.
Me voy a poner al sol, siguiendo el consejo de Santiago Larrosa: "El sol es el chaleco de fuerza de los pobres".

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