LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 6 de enero de 2010

Sobre la difusión de las escrituras


Situación de los escritos y los lugares adonde los escritos son expuestos a la revisión y a la omisión pública. Supongo que nadie sabe porqué sucede esto. Nadie sabe porque hace calor y porque hace frío. Nadie sabe lo que dice porque la humanidad es un suceso empírico y tanto los paisajes como los firmamentos celestiales, son percepciones increíbles. El ejercicio literario (el ejecutado y el asumido, el ejercicio literario inabarcable -blogs mediante-), entonces, es como decía humorísticamente el Chileno joven, una forma de soportar el transcurso del tiempo, y también una proyección del ser humano empírico, una ortopedia tecnológica cada vez más dúctil y extensa, atávica.
Generalmente los escritos tienen forma de libros y los libros comienzan con un título, una portada, y siguen. Algunos libros tienen importancia muy humana, como ser "Las Confesiones" de San Agustín, "El Capital" de Marx, etc.
Omar Viñole se enfrentaba con este tipo de libros, "libros importantes", de una forma personal y directa y su forma de asumirlos era escribiendo lo que le provocaba la lectura, sobre las mismas páginas impresas desos libros. Todos los libros de la biblioteca de Viñole (biblioteca sin desperdicio) tenían sus opiniones manuscritas en las páginas iniciales, las páginas intermedias y finales aparentaban, en todo caso, haber sido apenas hojeadas más con desilución que con interés y por supuesto, no mostraban la mínima anotación manual de Viñole. Roberto Arlt por su lado, manifestó en un "aguafuerte", la inutilidad de los libros, pues ninguno transformaba a la sociedad. Con cierto resquemor salvaba del montón, a La Biblia y a las crónicas periodísticas de la Segunda Guerra Mundial, que acompañaron al escritor en sus últimos años de vida.
Recuerdo que cuando el Chileno se burló de lo que hacía casi todo el tiempo que estaba despierto (leer), estaba leyendo detenidamente a Heidegger en alemán ayudándose con un diccionario.
Llegar al final de los libros, practicar una lectura como la que realizara Carl Jung del "Ulises" de Joyce (tal vez la única lectura completa del "Ulises" que se llevó a cabo durante el siglo XX), es "llegar a las heces", a la mierda propiamente dicha.
Tal vez por antiguas situaciones paralelas a este ejemplo, los etimólogos usaron la misma palabra para definir el estudio de los excrementos digestivos y las ciencias del espíritu: "escatología".
Sea como sea, a mi me parece que en toda expresividad oral o escrita, hay una chispa de lo que debe ser dicho y entendido, y se me hace que lo que debe ser dicho es de una simpleza infinita, significativamente incomprensible.
El "Aleph" debe estar manifestado miles de veces ante los humanos, pero su percepción es homeopática.

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