LA MANO QUE APRIETA

martes, 30 de junio de 2009

mandrake


Si bien este es el Mandrake original, también es el Mandrake que se hizo mi amigo durante el proceso militar, el que con un pase de magnetismo colectivo, me salvó de un pelotón de aniquilamiento.
Su imagen tiene la valía de suceder al acaso y al ocaso, por si las moscas la carambola y el amor. Rum rum de los recuerdos y las incógnitas.
En este blog, en otra figuración se vuelve a simbolizar esta imagen y esto podría ser antes o después, pues no es la idiosincrasia de Mandrake lo importante. Su trascendencia estaría en la brasa encendida de su cigarrillo, su no varilla mágica o palito ardiente.
El objeto, la escultura, la compró en plena crisis de 2002, un italiano gordito.

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