LA MANO QUE APRIETA

martes, 30 de junio de 2009

colectivo en recoleta


Una apreciación sobre la exposición de mis trabajos, la dijo un fotógrafo de objetos artísticos. El hombre se asombró al ver mi primera y silenciosa muestra en Vermeer y exclamó: "Pero... ¡Esto es laburo de preso!"
La espontaneidad dió en el clavo, expuse mis labores después del enclaustramiento que me provocó vivir bajo el gobierno militar.Incluso después que terminó esa administración política, me tomé unos cuantos años más para exponer. Efectivamente mi trabajo manual fue una necesidad terapéutica durante mi encierro domiciliario que produjo objetos que en ningún momento pensé que se iban a llegar a vender. Ahora, cuando se empezaron a vender, cada vez quise más plata por ellos. Este colectivo fue el primer colectivo que hice, lo expuse en Recoleta en 1990 y lo compró un matrimonio.
Yo ya subsistía de comprar y vender libros y que alguien quisiera comprar mis manualidades me resultaba extravagante, extraordinario.
De todas formas, lo que realmente me incitó a seguir trabajando, fue la reacción del público, precisamente en aquella muestra del museo Recoleta. Aquella muestra se pareció a cuando en teatro se hace una buena función y el público se involucra.

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