LA MANO QUE APRIETA

jueves, 24 de abril de 2008

los ahorros

Tratábase de un sobre que contenía 100.000 dólares. No recuerdo los "porqués", pero hace muchos años ese sobre me había sido destinado. Los avatares fronterizos entre tantos países latinoamericanos confunden el lugar exacto de la obtención. Se que fue en Centroamérica. Me sobrevienen imágenes de un banco en Panamá adonde detrás de un vidrio había pilas de fajos de billetes de cien dólares (empleados bancarios alejados en aquel instante) y yo del otro lado del vidrio con una hambruna mayúscula. Seguramente debo haber saltado y manoteado algo de dinero, pero mis recuerdos humean, además vi demasiado cine en mi vida y los guiones se me mezclan. Ahora, el dinero fue una realidad, y por supuesto lo perdí, o mejor dicho lo olvidé. Después el tiempo y las aventuras sucedieron con sus ansiedades y hasta hace poco ese sobre permaneció mitificado entre un revoltijo de décadas.
El otro día aparecí en Ciudad de Méjico, por ningún motivo especial salvo el de mortificar recuerdos, y anduve por Tepito y no era el Tepito que había conocido, parecía más bien un pelotero para adultos dividido en innumerables islotes coloridos. La cuestión que al rato estaba viajando en metro, y en el tramo premetro cuando el tren sale al exterior y como un balazo se dirige a los estudios Churubusco, en una de las puertas del vagón que me tocó en suerte, en la caja que contenía al picaporte, metí la mano y encontré un sobre (sorete). Controlando rápidamente que nadie me viera, lo guardé en uno de mis bolsillos y disimuladamente vi que estaba lleno de dólares.
O sea que yo había elegido ese lugar para preservar de los demás mis ganancias de hacía treinta años y mágicamente me había reencontrado con ellas. En ese momento, además de los dólares, mis otros bolsillos estaban abultados de pesos mejicanos y argentinos. Todo estaba allí en ese viaje. En el vagón había solamente dos pasajeros más que se dieron cuenta de mi situación de pollo adobado. Me miraron con cariño. Más aún, con la veneración que se puede sentir hacia un santo.

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