humo
Nuevamente éramos un grupo de fantasmas convocados para concretar una de las tantas misiones del olvido. El trabajo mediante podía ser teatral o literario, pero sospechosamente tenía aspecto de reunión de albañiles decididos a armar veredas y escaleras de ladrillos rojos en medio de una humareda proveniente de ceremonias religiosas. Había mujeres, esposas y amigas de efímeros esposos y amigos, que soñaban (mimaban) comprar y vender secretos en medio de aquel humo blanco que dificultaba el reconocimiento. Nos conocíamos tanto y sin embargo el humo nos desaparecía. Como siempre yo había olvidado mi nombre y contraseña.
Entonces sonó el teléfono y era mi socio de Galicia que siempre vestía de negro. Su voz fue amable y severa: "Te dije, Yoel, que era responsabilidad tuya". Antes que mi socio negro transmutara de eléctrico etéreo en materia decidida a llevar fines a cabo que temí se redujeran a la concreción de un partido de fútbol, huí.
Los fantasmas amigos, aunque algunos me conocieran de niño, estaban más de parte de mi socio que mía, todos tenían ropa deportiva e intuí que el intercambio de contraseñas entre ellos, los homogeneizaba. De todas formas, sus presencias se convertían en humo con facilidad y pude perderlos sin mucho alboroto.
No estábamos en una ciudad. La reunión era en un pueblito y ese pueblito era ilimitado. Para salir de él, para alcanzar sus horizontes había que cruzar llanos inmensos que se repetían y no permitían esconderse bajo la luz del sol nublado. Al fin elegí una de esas llanuras y me sumergí en ella. La llanura que elegí era una hondonada y desde cierta altura me ví a mi mismo cruzándola: cada vez caminaba más lento y fácilmente terminaba arrastrándome en cuatro patas hasta derramarme y entonces darme cuenta que no iba a llegar al otro lado adonde suponía árboles y casas. Me levanté para volver a caer varias veces, el regreso quedaba lejano. Aparentemente se trataba de la eternidad.
El humo y los otros fantasmas habían desaparecido.
comentarios:
21 de abril de 2008, 16:01
Ohhh...la Eternidad ya está entre nosotros,la llanura del otro lado, donde se supone hay casas, árboles o departamentos, tambien se diluyen en esta atmósfera fantasmal y presente...
¿Terminaremos todos, caminando en cuatro patas, en pos de fantasmas conocidos, en ésta humareda circular que nos hermana a todos, como una escarapela asfixiante...?
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