LA MANO QUE APRIETA

lunes, 16 de junio de 2014

mujeres que asoman entrepuertas

Me gusta asomarme al balcón y mirar los floreros pasar
soberbios densos coloridos con esos rojos que solamente se perciben al parpadear, escondiendo los oráculos
pateando las bolsas de arena destinadas a la construcción inmobiliaria
fruición de transeúntes arrastrando historias de 50 kilos cada una
floreros que de un día son
que friccionan dejando su polvo por el camino
y las majas desnudas que barren las veredas mientras el cerámico ornamento, alcanzado el horizonte, salta al cielo.

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