lunes, 30 de junio de 2014
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pipirripipí |
F. Fellner.
sábado, 28 de junio de 2014
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la vida con sombrero |
Foto Calomeni.
miércoles, 25 de junio de 2014
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demostrar supervivencia en el tambo |
Según Umberto Eco, nunca está de más revisar las leyes de Manú.
Esta diferenciación de conveniencias es usufructuando el tiempo que humea, aspirando el cigarrillo por lo que dura. Bocanadas que llegan al fondo del alma durante el tiempo libre que es el único tiempo disponible, se use para lo que se use: cumplir con un empleo, viajar, pasar la aspiradora, tomar Hesperidina, etc.
Concretamente (maldito hormigón armado) no leer, no escribir.
O... leer, escribir.
Foto Calomeni.
lunes, 23 de junio de 2014
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divas italianas del cine mudo |
Recuerdo aquellas mujeres de andares vacilantes y agitados y sus manos de náufragas del amor que iban acariciando las paredes a lo largo de los pasillos , agarrándose a las cortinas, emborrachándose con el perfume de las flores, entre jardines umbrosos y entre escalinatas marmóreas...
Salvador Dalí.
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viajar para comenzar |
Los aviones grandes se fabrican para cubrir trayectos grandes.
Largos viajes que aparentemente son aéreos. Viajes que a medida que avanzan confunden y fusionan los lenguajes humanos.
El avión que me tocó en mi circunstancia, era muy grande. Una vez que entré en él perdí la noción de su longuitud, pues el aeropuerto con sus pasillos embaldosados, tubos plásticos inflados y cremalleras mecánicas, nunca me dejaron ver a la aeronave en toda su magnitud.
Me instalé en el asiento prefijado y el viaje comenzó. Por lo menos eso fue lo que dijo la voz del capitán por los parlantes.
La monotonía circunstancial me durmió y soñé que viajaba en subterráneo cubriendo también un trayecto largo, con paradas.
En una de esas paradas me despabilé y coincidí con una de las escalas de mi aeroviaje. No sabía cual era ella y como todo el mundo (el resto de los que viajaban -una multitud-) parecía saberlo, no indagué. Me levanté a estirar las piernas, caminar un poco (indicación previa para durante estos viajes donde se recomendaba, caminar por los pasillos durante el vuelo).
Efectivamente, el avión era larguísimo y por secciones. Cada tanto, una especie de vagón permitía pasar a otra especie de vagón. Cuando encontré una salida, me ví solitario en un andén frío, con ríos y montañas a los costados. Sin verificar sobre qué se asentaban aquellos ándenes, llené mis pulmones de un aire congelado y misterioso, y volví a entrar al avión.
Todo en orden. El avión no iba a partir sin mí.
Pero por más que avancé y avancé, sucediendo a esos chorizos confortables que sobrevenían, no pude reencontrar mi asiento original. El resto de pasajeros era un material humano cambiante que no coincidía con el del inico del viaje.
El largor del avión tenía que ver con el tiempo que transcurría. Pese a que el reinicio de vuelo era inminente, parecía no llegar nunca.
Busqué mi asiento locamente, pero todos estaban ocupados y yo no reconocía a los otros pasajeros ni ellos a mí.
En un despacho de comestibles que había a un costado, pregunté: "¿Hacía donde queda la cabina de mando?". Me señalaron un sentido y tras él fuí. Corrí y parecía que nunca iba a alcanzar ese destino que tendría que estar allí. a mano.
Antes que el avión arrancara a volar nuevamente, llegué a una puerta terminal (la puerta de la cabina de mando). La abrí y encontré un paisaje caribeño y solitario: una isla en medio del mar.
Había llegado a destino, bajé y pisé la arena.
domingo, 22 de junio de 2014
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soberana pelotudez |
El contenedor solía desplazarse (o lo desplazaban) por las noches.
Al nuevo amanecer, el aparato nunca estaba donde había estado. Aunque sus estadías repetían lugares e incluso podía suponerse intercambios. Que el contenedor de hoy no era el mismo que estaba ayer. El que de vez en cuando apareciera quemado (derretido y humeante), llevaba a esas suposiciones (sagacidad de todo aquel que en vez de icinerar sus afanes, intimamente, los repartía por las calles).
Los desplazamientos de los contenedores con toda la barbarie que implican: explosiones, fusilamientos, arrebatos, envidias... Ahora suceden durante el día, a la vista de todo el mundo y llama la atención como la gente asimila este fenómeno extraordinario de forma cotidiana , elogiando pelotudeces los unos con los otros.
viernes, 20 de junio de 2014
martes, 17 de junio de 2014
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uno de los colectivos que zumbaban casi me pisa |
No mil cosas. Cuatro cosas, cuatro diligencias iba a hacer hoy, cuatro situaciones corporales.
Pensé "El 99 me puede conducir a la zona activa" (el centro de la ciudad). A la hora de esperarlo, pasó uno que siguió de largo. Me dije "El 106 -aunque un cacho para el norte- también me deja". El 106 que usualmente es de pasar uno tras otro, armatostes cómodos y vacíos, no pasaba ninguno... Allá a lo lejos vi acercarse uno. No dudé, volví a casa a tomar un vaso de vino. Basta de diligencias inciertas, que se vayan a la puta que lo parió.
Mick Jagger.
lunes, 16 de junio de 2014
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mujeres que asoman entrepuertas |
soberbios densos coloridos con esos rojos que solamente se perciben al parpadear, escondiendo los oráculos
pateando las bolsas de arena destinadas a la construcción inmobiliaria
fruición de transeúntes arrastrando historias de 50 kilos cada una
floreros que de un día son
que friccionan dejando su polvo por el camino
y las majas desnudas que barren las veredas mientras el cerámico ornamento, alcanzado el horizonte, salta al cielo.
sábado, 14 de junio de 2014
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diseminación de los cadáveres |
Aquí hubo fiestas (coloradas y azules) luego de las cuales algunos festejantes desaparecieron, no se supo más de ellos. Así el otro día, buscando rompecabezas de la infancia, en el jardín del Dante (que se derrumbó hace más de 20 años) encontré la momia del gordo López, bajo la tablas de un viejo ropero abandonado. El gordo había elegido ese ignoto rinconcito para morir y allí quedó durante los años que se sucedieron. El gordo ya no era gordo, a gatas si superaría los 15 kilos, muy parecido a las momias de Guanajuato, más deshecho, fulero como él solo, con los dientes casi sin encías, los dedos como garfíos y una melena que asustaba. Con una pala de horno lo metí dentro de una bolsa de consorcio y lo deposité en el container municipal de la esquina.
Hace cosa de una semana, la anciana alcohólica doña María, me pidió para pernoctar en los jardines. La consentí y le dispuse alimento seco y agua. Al día siguiente de su arribo ya no la vi. Asumí que la viejita siguiendo un ritual inconsciente, había buscado algún escondrijo para morir.
Hija de puta. No aparece por ningún lado. Revisé todo y no hay caso... Nada.
Queda una posibilidad, que se haya autosepultado en la inmensidad de los jardines, onda lombriz. De ser así, la voy a dejar en paz.
Lejos de los jardines abandonados, mirando los colectivos pasar...
sábado, 7 de junio de 2014
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Como beber mucho vino |
En navío, en medio del Río de la Plata, cerca de la fluyente oceánica.
Buen vino en el bote y entre copa y copa, una taza de agua rioplatense.
viernes, 6 de junio de 2014
jueves, 5 de junio de 2014
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texto con salsa |
Una forma de disimular de no saber lo que se está diciendo es la asunción turística, casi folklórica de los fenómenos interpretados y dechavados.
Una mezcla de pudor y miedo mantiene al verbo lejos de su función (filmación), lo muta y esfuma. Entonces... Más de lo mismo, más de aquello que por más que se divulgue, se ignora. Así, el sabio, el Consciente, dice: "Hoy voy a almorzar moñitos amasados con huevo".
La normatividad según Carlos Clemen. 1948.