Manuelita y el sistema helicoidal.
Atención de ancianos y ancianas que necesitan una/un asistente para que los soporten en su tránsito.
Paolo contaba que cuando a sus 69 años le tocó estar un par de meses internado en el Neurosiquiátrico del Hospital Italiano, las primeras dos semanas no movió el vientre y se le armó un bolo fecal que redundó en paranoia galopante y dolor físico. Él esperaba una enfermera, pero le pusieron un enfermero para practicarle el enema auxiliador. Paolo dijo que el enfermero fue amable y que siguió sus instrucciones: "Haceme el favor y meté el pipón lentamente y con movimiento helicoidal. ¿OK?". El resultado fue óptimo y la eclosión liberadora le permitió a Paolo una estadía post enema, más confortable en aquel siquiátrico con puertas blindadas. Después pusieron en su cuarto a un compañero muy viejito que llego munido de su enfermera privada. Y el viejito se cagaba metódicamente y llamaba a su empleada: "¡Manuelita! ¡Me hice caquita!" Paolo contaba que el olor a mierda era impresionante, muy superior a la abominación sobre la que había leído en las Mil y una Noches. Paolo protestó, pidió cambio de habitación, pero lo dejaron allí después de inyectarle calmantes intravenosos.
Trío. Escultura. 1991.
Paolo contaba que cuando a sus 69 años le tocó estar un par de meses internado en el Neurosiquiátrico del Hospital Italiano, las primeras dos semanas no movió el vientre y se le armó un bolo fecal que redundó en paranoia galopante y dolor físico. Él esperaba una enfermera, pero le pusieron un enfermero para practicarle el enema auxiliador. Paolo dijo que el enfermero fue amable y que siguió sus instrucciones: "Haceme el favor y meté el pipón lentamente y con movimiento helicoidal. ¿OK?". El resultado fue óptimo y la eclosión liberadora le permitió a Paolo una estadía post enema, más confortable en aquel siquiátrico con puertas blindadas. Después pusieron en su cuarto a un compañero muy viejito que llego munido de su enfermera privada. Y el viejito se cagaba metódicamente y llamaba a su empleada: "¡Manuelita! ¡Me hice caquita!" Paolo contaba que el olor a mierda era impresionante, muy superior a la abominación sobre la que había leído en las Mil y una Noches. Paolo protestó, pidió cambio de habitación, pero lo dejaron allí después de inyectarle calmantes intravenosos.
Trío. Escultura. 1991.
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