LA MANO QUE APRIETA

sábado, 1 de septiembre de 2012

el circo aquella vez

Las damas tardías cuando suspiran me emocionan, o no.
Porque si supiera qué la risa qué la crianza para el amor social
O
Cuando las piernas y los brazos giran y revolean entre los semáforos qué la dicha qué la desdicha
Si supiera de mi último suspiro que me dejó sin aire, boqueando en las tribunas de una cancha de fútbol tan sin hinchas, tan vacía, tan sin nada
y de pronto la multitud
los andamios trapecistas albañiles bufarrones con turrones y pequeños aparatos para decapitar gallinas,
y las flores que la vida endurece a veinte pesos el ramo o una sola rosa a $ 10.
Tigres, leones, sacerdotes (1), médanos.
Mar de Ajó a fines de los cuarenta.

Max Ernst. Una semaine... 

1) Sacerdotes: Sacacorchos.