y el porqué de todo esto
Mi ladrón no se va. Es persistente y lógico. Es el personaje más recurrente de mis sueños. Siempre está como esperándome y es diplomático dentro de la quimérica situación donde los diálogos que tenemos, como ciertos textos de la vida física, se olvidan ha medida que se dicen. Claro que de vez en cuando reitera su sentido de ser y dice: "Tú tranquilo. Que vengo a llevarme Todo". Pero la aparición evita convertirse en opresión, en pesadilla, y se comporta como un compañero de vigilia. Tiene aspecto de maestro mayor de obra, pero también podría pasar por actor de carácter o crítico de arte.
Mi ladrón nunca roba cuando estamos juntos, y su presencia es un acto ético. Seguramente ya se llevó lo que se tenía que llevar y aguarda que ahora yo lo robe a él. Que nos enfrentemos a cuchillazos, a las barajas o al ajedrez, para saber quién sueña a quién.
Fotografía de archivo: Héctor Cámpora y Horacio Guarany, un 2 de noviembre de 1973, se sueñan en un palacio presidencial utópico.
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