LA MANO QUE APRIETA

viernes, 22 de mayo de 2015

trampa del transcurso

El ropero no resiste el reintegro de vivencias. No hay espacio.
Construir un ropero más grande se lleva la vida. Aunque se llegue a todo o nada, los tiempos son escasos.
Recurro al blog:

"Estoy en una casa iluminada, es de madera con muchas ventanas. En alguna habitación cercana está el Chileno y yo me encuentro rodeado por sus libros. Sacudiendo los papeles, aparece Toni Vázquez, aquel salvador de inocencias del viejo Perú durante los sesentas del siglo pasado. Me saluda sin rememorar nostalgias ni explicar su presencia, vuelve a esconderse entre el monton de libros impresos y manuscritos. Desde algún otro espacio, llega olor a marihuana. Se escucha una fiesta o por lo menos una reunión grande. Sé quienes son los reunidos pero ignoro el motivo de su algarabía, aunque preveo el asado y las damajuanas. Son muchos y no quiero nombrarlos.
Embolso los libros del Chileno, en tanto charlo con Mabel que, sentada, contempla qué estoy haciendo. Mientras apenas entiendo la fonética con Mabi, el Chileno ingresa de repente en la habitación y se mete  en una de las bolsas cargadas. 
Hago un nudo en la bolsa que contiene a mi amigo, Y desde su interior escucho su voz que me habla en francés. Está hojeando uno de los libros y me dice que viene en una cajita de cartón, que el libro está lleno de ilustraciones del siglo XVIII. Hay carromatos, mujeres, flores rojas..."

Sanguchito nocturno (Detalle). Foto: V.C.

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