LA MANO QUE APRIETA

lunes, 22 de diciembre de 2014

limpidez de los conductos naturales

A Sócrates le contaron que cuando dos seres, al mirarse a los ojos, se reconocían y juntaban, restituían una androginia perdida. El pensante escuchó la temática y para saber qué dedujo, hay que leer "El Banquete".
Las fiestas durante el progreso de los siglos, fueron una algarabía de mirarse a la cara y no terminar de creer la visión. Los eventos (happening) entre ciegos, fueron un abuso de manualidades. Mediante el tacto un ciego creía encontrar su media naranja, y la exprimía. En realidad no hacía falta ser ciego para asumir esas nutriciones exhaustivas. De ahí el comportamiento arisco humano. "Qué media naranja ni que carajo. Andate a la puta que te parió". Esta reacción romántica dió auge a las novelitas "rosa" y a la terapia sicológica, dejando por sobre todas las cosas, un mar de insatisfacciones.

Prueba fotográfica de una imagen con el Golem que se escapó.

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