LA MANO QUE APRIETA

viernes, 7 de noviembre de 2014

la abuela en el umbral

Al avanzar por la vereda, llegando a la esquina, ví sentadas en un umbral, unas piernas empantalonadas con zapatos en los pies, sin medias. Pensé "Debe ser un pibe que descansa o que espera". Generalmente son demasiadas las maniobras coordinadas entre humanos en lo que contiene una cuadra desta ciudad. Al cruzar la cosa sentada vi que era una señora, una abuela correctamente vestida y peinada con un  globo plateado sostenido con algún gel -o spray- sobre su cráneo. Tenía anteojos. Como se percató que la miré, ella me contestó la mirada con ojos acerados, indignada.
Seguí mi destino inmediato, caminé diez cuadras hasta el correo, hice la espera, despaché la encomienda, y luego, antes de volver a casa, intenté ver al amigo anticuario que diciendo ser quien no era, motivaba charlas. El conflictivo amigo no estaba en su depósito de la calle Bacacay, depósito colmado de antiguos tranvías 89 y protegido con sistemas de alarma... De acuerdo, emprendí el camino de regreso, pensando que el horario ya había cumplido su arte y que por lo tanto sentía hambre. Pensé: "No necesito comprar nada. Hay un pedazo de riñonada, paltas, una botella apenas iniciada de López. Está bueno".
Llegando a casa, una cuadra antes: los mismos pantalones y zapatos, la misma vieja. "Coño. Pasó algo más de una hora y sigue ahí, sentada en un umbral extraño". Mientras me acercaba vi que unos perritos juguetones la olisqueaban. Uno de ellos levantó la patita y la meó. Noté que la abuela pataleó pero siguió sentada, otro perrito la regó también con su meo y los canes se fueron. Al pasar a su lado ella me miró a mí y yo seguí mi camino pendiente de otras incertidumbres.
Me intrigó el misterio de la abuela en el umbral.
Hice los menesteres gastronómicos.
Saboreando el último vaso de vino, deduje: "La abuela debe ser interna del nuevo geriátrico de la calle Páez -a metros de donde estaba sentada-  Ese que hicieron hace poco con rampla a la calle. La seguridad de su destino la debe llevar a ese umbral para que los sueños vuelen". O no.

Ellen Sesta. Revista Viva. 9-nov-14.-

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