LA MANO QUE APRIETA

sábado, 25 de enero de 2014

clavos que vuelan lentamente

Ojalá pudiera juntar todos los clavos de bronce dispersos escondidos en el sumun de jaleas , engranajes y aloes.
Son clavos pequeños, del tamaño de una hormiga casera.
Juntarlos es demasiado significativo (posiblemente no haya más de tres o cuatro, perdidos en la millonada).
Es normal que buscándolos, encuentre paquetes de billetes de cien pesos. "¿Qué hacer?" se pregunta cualquier revolucionario... Salir a recorrer ferreterías para comprar clavos.
Inútil. No los hay, ni siquiera parecidos.
Hace falta más dinero. El suficiente para sustentar una revolución metalúrgica que permita fraguarlos según el axioma original y entre los bultos no aparecen billetes como para tanto. En el interín, el tiempo se pincha y escapa.

juguete restaurado.

0 comentarios: