LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 9 de octubre de 2013

liberarse del padre que cantaba tangos

Cosa de veinte años, el viejo Fitipaldi habiendo montado su negocio de compra venta en el barrio norte de Buenos Aires, mandó a su hijo Manolito, con un manojo de libros "valiosos" a una cita con un librero anticuario que había puesto un aviso en La Nación: "Librero europeo compra libros antiguos. Concertar cita Hotel Sheraton". No vi el manojo de libros en detalle, pero a simple vista me parecieron libros viejos, no antiguos. El viejo Fitipaldi a los gritos: "Vaya mijo, vaya con esas joyas a ver a ese hombre y vuelva con mucha guita. Basta de darle de comer a la sarta de hijos de puta de Buenos Aires. Vaya donde está la plata..." Y Manolito salió rumbo al Sheraton.
El muchacho no se demoró. Si bien el hotel quedaba cerca del negocio, Manolito tardó unos veinte minutos en volver. Traía el rostro compugido y ruborizado: "No me dejaron pasar". "¡¿Qué?!". "Un empleado del librero me recibió en la entrada y me pidió que me retire". "¡Hijoeunagranputa!... Pero no se preocupe mijo que a mi estas cosas me dan más fuerza. Me llenan de entusiasmo. Vamo a pelearla". El hijo escuchaba al padre con aburrimiento.
Un par de años después, el viejo Fitipaldi murió y Manolito instaló su negocio de compra venta en Medellín, Colombia.

First Aid to the In jured. London. 1895.-

comentarios:

aquí está el principio, la raíz principal de lo que luego se llamó: "Liberarte" de amplia difusión en el centro porteño.