LA MANO QUE APRIETA

viernes, 6 de septiembre de 2013

los ectoplasmas se arremolinan a mediodía

Liberarse de la memoria parece imposible porque no se sabe cuando y cómo. Somos los máximos desconocidos de nosotros mismos y por eso no tenemos perdón. Ni siquiera el municipal. Esa consideración que se hace con aquellos que se anotaron en el plan "dinero para todos", y que cada tanto pasan por el Registro Civil de su barrio, a recojer fajos de billetes de cien pesos que les son entregados gratuitamente, según las tres últimas cifras de sus DNI.
La memoria y la prueba de vida, son incompatibles, y con los billetes de cien pesos se adquieren mandarinas gigantes (que putrefaccionan espontáneamente) y se compran perdones a plazo fijo en cuotas no sujetas a la inflación.

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