el sabor de la culiamba
El sabor de la culiamba es un recuerdo, un enerbamiento del espíritu. Algo que los fisiólogos matriculados promocionan en sus publicidades y contertulias. Es una proposición contra la inacción, la abulia, la monotonía. El sabor es más largo y escurridizo que la culiamba en sí. Desde las artes musicales, Franz Liszt incorpora el culiambismo como prestigio y agilidad expresiva. Políticamente, su ejercicio suele indignar a los receptores del culiambo. La metáfora y la metamorfosis sobrevuelan en círculo a las grandes concentraciones sociales que remolonean mientras las algas danzan...
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