Llaman a la puerta. "¿Quién Soy?"
Conformismo e inconformismo. Un viejo librero de Buenos aires, engolosinado de maldiciones y erudiciones, coleccionista erótico, decía: "He aprendido a conocer mis propios límites". Siempre lo tuve por mi maestro (uno de mis maestros librescos -fueron dos, él uno dellos-). Tenía la rápidez mitológica de los habitantes de la avenida Corrientes y hacía malabares con las librerías que nos comunicaron.
Un par de años antes de morir, se enojó conmigo. Llegó a considerarme usuario de la vereda de enfrente e intrigó ambientalmente en mi contra.
Mi cariño y buen recuerdo hacia él, sigue impecable. El arte de vender libros viejos, utiliza artilugios tipo: "He aprendido a conocer mis propios límites", o: "Gracias a Dios, dinero tengo mucho".
Borocotismo veraniego.
Un par de años antes de morir, se enojó conmigo. Llegó a considerarme usuario de la vereda de enfrente e intrigó ambientalmente en mi contra.
Mi cariño y buen recuerdo hacia él, sigue impecable. El arte de vender libros viejos, utiliza artilugios tipo: "He aprendido a conocer mis propios límites", o: "Gracias a Dios, dinero tengo mucho".
Borocotismo veraniego.
0 comentarios:
Publicar un comentario