LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 10 de abril de 2013

Filloy y el bien y el mal

Siempre no es mientras tanto. Es más creíble el mientras tanto por el barajeo, el tanteo, el oreo que provoca la humedad.
Todo aquello que no cumple una función social, todo lo que se haga que no sea útil a los demás, no sirve. Si es un gesto artístico el acto, nadie le da pelota.
Como librero le consigo a un lector, el libro que quiere leer. Lo trascendente se concreta cuando ese lector no lee el libro que le conseguí, o si lo lee, lo hace sin memoria. Olvida a medida que lee. O memoriza.
Un lector me dice que quiere leer a Juan Filloy. Consigo un manuscrito de once páginas inéditas y oreadas de este autor, donde habla del espíritu como gas tronante, a veces silencioso. Le aviso al lector. Lo quiere. No se lo vendo y leo yo el manuscrito.

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