LA MANO QUE APRIETA

sábado, 2 de marzo de 2013

anoche llovió mucho

Antiguamente, el irse a la mierda fue patrimonio de navegantes y astronautas. La avanzada tecnológica, aparte de la contaminación edilicia, comunizó esta resolución geográfica-social y es normal escuchar "¡Listo! Me voy a la mierda", como broche de cualquier intercambio humano (amosoroso-comercial-jurídico).
Es luego de esa promesa compartida con algún escuchador, que se produce un instante caótico donde se podría provocar cambios radicales en el mundo, pero que se concreta en un simple trueque de estatismo, aunque este estatismo consista en amarrarse a un barrilete y dejarse llevar por un cielo tormentoso.

Dibujo.

0 comentarios: