LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 20 de febrero de 2013

la próxima vez que te vea, te hago mierda

El hispanoparlante Juan Pío Tristán andaba por los valles salteños. El hombre conocía su ruta pero no la comunicaba. Apolinario Saravia, hombre de Manuel Belgrano, le salió al paso. Hubo querella y muerte.
Belgrano que había sido amigo de Pío Tristán en España, lo abraza antes que éste retroceda sobre sus pasos.
Hace doscientos años, el vencedor y el vencido se abrazan fraternalmente, prometiendo -mutuamente- repetir sus destinos.

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