LA MANO QUE APRIETA

viernes, 15 de febrero de 2013

esperando al cardiólogo

Unamuno pide que el lector no se quede con la imagen de lo que esté leyendo de él en ese momento, pues ese texto es una circunstancia entre infinitas (en realidad finitas y finiquitadas) circunstancias.
Lo que leí de don Miguel fue "Nívula". Lo leí en una noche que mezcló la vigilia con la pesadilla. Descubrí algo que inaccesible, se me hacía realidad, mientras la habitación de la lectura se universalizaba, cortinas al viento, se me volvía desconocida (la habitación y la novela). Tal vez sea la única novela que leí de un tirón y después, al amanecer, o varias décadas después, esa novela de Unamuno no existía, o por lo menos, su título era incierto.

Yon Holter. Fotografía de Laura Aparici.

comentarios:

Qué foto tan linda, a pesar de que el cardiólogo no supone per se una situación muy linda que digamos. Un abrazo grande