LA MANO QUE APRIETA

martes, 29 de enero de 2013

total, hay espejismos

Encontrar al sonámbulo, en principio, no es fácil. La hora lactal es lo que menos importa (siquiera donde está la luna yena respecto a los viajeros de colectivos y colectiveros que no la ven porque hay nubes y edificios en medio) pues el soñador está obsesionado con trabajos ambicionados desechados. El piripinpín del "¡Qué me importa si no hay mescalina!". Así el sonámbulo recibe por todos lados y al llegar a Mar del Plata, los reyes magos lo pasean en camello.
Siempre -es normativo- se trata de la criatura de Caligari que además de surcar altas cornisas velozmente (a simple vista en cámara lenta) cuando pierde equilibrio y cae en picada desde alturas impensables, se agarra de las ondulaciones graníticas, del espejismo de la caida libre y continúa su ambulatoria a nivel del mar.

Dibujo.

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