LA MANO QUE APRIETA

jueves, 17 de enero de 2013

pimentón, ají, orégano. pimienta

Se conquista el nuevo mundo porque el viejo es pequeño y aburrido. Es la lucha por las especias, la condimentación monstruosa de alimentos monótonos. Azafranes del mono relojero, las exquisitas putrefacciones que encienden modernidades bajo el sol y la luna, al costado de los senderos mientras los huevos de las gallinas y piopíos se endurecen antes de petrificarse purificarse. Aquellos enlatados que se jactan de estar envasados de antes de Cristobal Colón. Ingesta de mamíferos acuosos. Vino tinto.

Vrandell.

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