LA MANO QUE APRIETA

martes, 9 de octubre de 2012

O no.

El rayo entre los zapallos, los Mercedes Benz, las polillas
El rayo de los ególatras
Cuestión de ancas ijares y haches
Allá, los incas en mi comienzo de conocer américas
Qué alivio encontrar a Caicedo en Cali
como si el paseo fuera dentro de un  jardín de Walt Disney
Paseo Sausalito sin llegar a California, mirando cine dentro de edificaciones grandes y oscuras
Lo que no sucede de viejo sucede de niño.

Calado sobre cartón apolillado.

2 comentarios:

Los rayos, relámpagos, truenos, tanto carbonizan a los impactados como imbuyen de poderes nuevos. Está el caso del jubilado de Villa Ballester al que le cayó un rayo en la cabeza y le crecieron dientes nuevos en sus encías vacías.

Me hace recordar los trozos de amor perdidos en la geografía y el tiempo. Esos momentos cuando llueve y la energía reverdece.