LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 22 de agosto de 2012

montón de leche

Vuelvo siempre al mismo lugar, a la misma situación humanística con variables (muy pocas) y me atrevería a decir que los lugares comunes son infinitos, o por lo menos, incalculables.
Siempre me encuentro con sorpresas, como que continuamente acecha al paso una edad dorada perdida o desconocida, y el enfrentarla, chocarla, descubrirla, es una cuestión de suerte.
En todo caso, hay una actitud de deseo, de ensoñación.

Scully-Jones.

comentarios:

José de Camboya dijo...
24 de agosto de 2012, 6:31
 

En una de mis últimas relaciones con una trabajadora social. Luego de obtener mi relax, se puso a gritar: "¡Una banda! ¡Una banda!".