LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 2 de mayo de 2012

Fernando llama en cualquier momento

Las otras veces cuando Fernando desaparecía, reaparecía en algún neurosiquiátrico. El Alvear parecía ser de su preferencia. La persistencia del alcoholismo mezclado con una medicación densa, más los cien o doscientos cigarrillos diarios que se administraba, hacían prejuiciar un deceso tortuoso. Más no. Fernando resurgía de sus cenizas, decidido a vivir 120 años y a filmar todo lo que Spielberg no pudo llegar hacer.
Otra vez dejó de llamarme de su teléfono celular a mi teléfono de línea...

Cédula armada por Fernando donde figura como médico recibido.

0 comentarios: