LA MANO QUE APRIETA

sábado, 26 de mayo de 2012

sonata para viola da gamba

Cualquier tipo de orden nunca es gratuito. Ordenar la conciencia tiene un peso e incisión de una fuerza inesperada. Que provoque la muerte del acomodador de objetos y substancias, sería sutil y amable. El dilema es que el orden funciona como tortura. Hay un  espanto y una alergia hacia el olor -dentro de un panorama de fragancias- que surge del orden.
Por un lado está el reencuentro con  los cadáveres del olvido. Olvido que nunca es olvido y que su sola mención -por ejemplo la quema de recuerdos- provocaba las carcajadas de Rubén el fumador. Por otro lado los sucesos paralelos estallan: mi hija se organiza secretamente con  sus compañeros de segundo año, para ocupar una fábrica abandonada. Christopher Lee cumple 90 años de vida. Yo me comprometo con dos ceremonias sociales en la misma noche. Compro un saco de corderoy negro para cubrir ambos eventos y lo pierdo en el primero. Además hay besos indeseados y discusiones. Fantasmas extraños se afanan las monedas del colectivo. Llega la señora que se encarga de la limpìeza. No sabe qué hacer. Le digo: "Aprete el botón de inicio que después funciona solo". Y no es así...

Proyecto de escultura (90s.). Actualmente descuartizado._

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