Ante una bandeja de pallares condimentados con pimentón, orégano, ají, pimienta blanca y aceite de oliva: la reflexión. "El poroto produce pedos". Esta premisa de la sabiduría popular está arraigada en una incertidumbre antigua, mitológica. Los primeros dioses que se comunicaron con la humanidad, lo hicieron con el tronar (muy pocas veces: arrullos) de sus pedos. Las armonías entre las tripas finas y las gordas creó la comunicación musical de la divinidad con los hombres, de la esencia con la acción.
Hoy, merced a varios emprendimientos sociales y aprendizajes históricos, la sintonía se ha esfumado y el grueso de los pedos es muy humano y para nada divino: se presta al regodeo, al redondeo y al boludeo.
Festejo nacional del pedo grande.
Agenda53 (Fragmento).
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