LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 11 de abril de 2012

comer carne

Los vecinos estaban desesperados...
Nuevamentehuevamente era la misma angustia, el mismo pecado chapado a la tropanola, el tremendo hijodemilpatos, el verídico tragapatos de Constancio C. Vigil que desencadenó como desencadenó la larguísima cadenita de oro puro en un mundo que cambiaba sus tecnologías al instante.
Mientras los filetes humanos eran cortados a medida, los feligreses observaban con ceremonioso respeto. Luego: las milanesas de Pablo Suárez.

Agenda53 (fragmento).-

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