Mi angustia existencial se palia conviviendo con dos hermanas siamesas. Cuando ellas duermen y sueñan, mi calma es ilimitada. Pero, el tiempo transcurre. Entonces mantengo a las dos en la planta baja, negándoles el acceso a la planta superior. Remolonean, se pelean entre ellas y terminan soñando plácidamente en lugares estratégicos de los patios inferiores. Sueñan con ciudades que se multiplican y murmullos afectuosos.
Las alimento por igual y son ariscas ante el alimento noble, prefiriendo las frituras y las carnes jugosas.
Son tan iguales que no se quien es quien...
Una de ellas suele dormir conmigo y esa es la diferenciación. Siempre es una y nunca la otra, y cuando ella sueña yo también sueño, aunque soy el que se despierta primero.
AGENDA53 (Fragmento).
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